¡Buenas noches amigos y amigas!
La noche de hoy, como si de un cuento se tratara os vamos a contar las premisas extraídas sobre el texto comentado en clase el día miércoles 3 de mayo de 2017 (Guía Práctica para la Implementación de la Participación Ciudadana en los Gobiernos Locales de Andalucía) y nada más porque con ellas también relacionaremos algunas ideas aprendidas del powerpoint, sobre la participación, de días anteriores, y porque cada grupo aprovechamos para adelantar nuestro proyecto.
Sabiendo esto, podemos empezar diciendo que, como en todos los reinos, existe un bueno y un malo y, en este caso, el bueno o lo bueno nos refiere a que la participación ciudadana en los asuntos públicos es un derecho constitucional de la ciudadanía y un mandato imperativo que dicta la Constitución. En ella se establece que recae sobre los poderes públicos "facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social". Por otro lado, el malo, que podría dejar de serlo, si no se deja llevar por la codicia como suele pasar con algunos oprimidos que cuando llegan al poder, en lugar de generar el cambio en sí y para el resto, acaban convirtiéndose en los opresores, lideran a través de los Gobiernos Locales los cuales, en algunos casos, obvian el derecho del ciudadano a participar y dedican mayor incidencia en otros aspectos, sin llegar a pensar que incidiendo sobre la participación ciudadana podrían generar un efecto en cadena que subsanara otras debilidades del mismo. Por ello, es importante hablar de que deberían existir medidores/baremos que cuantifiquen el grado de participación de los diferentes gobiernos para sancionar o ayudar, en el caso de que no se llegue al umbral, mediante la implantación de presupuestos participativos que fomenten una ciudadanía más participativa.
Por otro lado, desde el punto de vista de la gestión, ambos podrían beneficiarse porque los gobiernos locales al acercarse a los ciudadanos a través de proyectos de participación, por ejemplo, detectarían fácilmente necesidades que en un principio, al solventarlas, quizás generen costes pero que a la larga evitaría daños menores. De ese modo, obviamos que la mejor herramienta para favorecer la armonía en el reino (localidad) es la de establecer fórmulas de poder compartido entre la clase política, las administraciones y la ciudadanía. Asimismo, es importante mencionar que dentro de las localidades existen una gran variedad de grupos organizados que defienden y comparten ideales pero también hay ciudadanos que no pertenecen a ninguna asociación u otro tipo de grupo porque ese espíritu participativo no ha sido avivado nunca. Por ello, también hay que recalcar que para potenciar esa participación ciudadana y postergarla por años con la misma fuerza, hay que empezar desde la base educativa con los menores que nos sucederán.
También es relevante decir que es de gran importancia que los gobiernos locales establezcan espacios y tiempos para el intercambio, ya que con ellos la multiculturalidad de las comunidades acabarán estableciendo contactos que generarán confianzas, aprenderán a trabajar en equipo, colectivamente, aprenderán a escuchar a la otra persona o usarán turnos de palabra, por ejemplo. En conclusión, tal y como nos habla en el texto "Apostar por la participación ciudadana conlleva asumir nuevas formas de relacionarse con la ciudadanía que permitan trabajar a políticos, técnicos y ciudadanía conjuntamente en un clima de colaboración".
Por último, para vincularlo con la educación, vemos importante aportar un vídeo realizado por algunos de nosotros el año pasado sobre la minoría musulmana, una de las minorías existentes en nuestra sociedad. Aprendimos y enseñamos al resto sus cualidades y vemos ahora que es una manera de aprender sobre personas que aunque siendo minorías también forman parte de nuestra colectividad y por tanto merecen formar parte de esa ciudadanía participativa.
"A participar se aprende participando"
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